El otro día una lectora me comentaba que tenía la sensación de estar de estar siempre pendiente del cuidado a los demás y dejaba de lado su propio bienestar, si bien esto le hacía sentirse bien y querida por todos, su salud tanto física como emocional ya se estaba viendo afectada.
Muy posiblemente esto también te esté pasando a ti: haces favores que no quieres hacer, cuidas de otras personas pero no de ti mismo, siempre estás disponible para hacer por los demás cosas que para ti no eres capaz de hacer, no pides ayuda a los demás para no molestar…
En la vida es importante aprender a pensar en uno mismo, sin embargo muchos hemos crecido con la idea equivocada de que pensar en uno mismo es de ser egoísta o vanidoso, nada más lejos de la realidad. Egoísta es aquella persona que aun teniendo cubiertas todas sus necesidades (físicas y emocionales), no está dispuesto a aportar o a colaborar con los demás, y quiere siempre que los otros le den más y más.
Pensar en ti mismo no es ser egoísta, es empezar a cuidarte cuando el ayudar a los demás te empieza a dañar.
El principal problema de anteponer siempre las necesidades de los demás sin atender a las tuyas propias, es que poco a poco te vas empobreciendo. Es como la tierra de cultivo, para poder dar buena cosecha primero tiene que estar cuidada, bien nutrida, recibir riego y alimento de forma continua, incluso necesita su tiempo de barbecho, para descansar y reponerse. Si no se cuida la tierra, la cosecha difícilmente será buena, ¿lo entiendes verdad?
Si no te cuidas a ti mismo, y te tienes más en cuenta, acabarás sin poder dar nada realmente rico a los demás. No se puede dar a los demás aquello de lo que uno carece. Como una de mis mentoras me dijo una vez, dar lo que uno no tiene es falsa generosidad.
Por otro lado, cuando siempre antepones las necesidades de los demás a las tuyas, llega un momento en que empiezas a culpar a los otros de tu malestar, haces las cosas por ellos pero con cierto resquemor y rabia, te enfadas porque tienes la sensación de que nadie se preocupa de cómo estás tú, ni de cómo te sientes, ni de si necesitas alguna cosa, pero la realidad no es que los demás no se preocupen por ti, es que tú no te has preocupado ni ocupado de ti mismo.
¿Qué hacer para cuidar de ti y no perderte en los deseos de los demás?
- Tómate unos minutos a lo largo del día para ver realmente cómo te encuentras, qué necesitas, qué es lo que realmente te apetece, y ya puestos, permítetelo ¿por qué no?
- Antes de hacer algo por los demás, para y pregúntate si lo estás haciendo porque realmente te apetece o por el contrario, lo haces por sentirte con la obligación, o por temor a lo que los demás puedan pensar de ti. Sea cual sea tu motivación, lo importante es que seas consciente de ella.
- No olvides que no eres egoísta por anteponer en ocasiones tu bienestar a las demandas de los demás, tú también necesitas cuidados y nadie mejor que tú para dártelos.
- Piensa que a veces es mejor decir NO y que se molesten con nosotros que decir SI y enfadarnos con nosotros mismos.
- Ten claro que los que realmente te quieren es por quien eres, no por lo que haces, y te aseguro que ellos quieren que te cuides y te sientas bien.
Y no olvides que cuanto mejor estés tú y mejor te sientas contigo mismo, más fácil y real será hacer que otros mejoren sus vidas, ya que tu simple presencia será enriquecedora para los demás. Aprenderán a través de tu ejemplo a llenar su vaso y a partir de ahí, podrán ayudar a los demás a llenar el suyo.
Si te ha gustado este artículo puedes compartirlo y así podrá ser de ayuda a más personas
Si lo que quieres es hacer una consulta privada, haz click en el siguiente enlace
Trackbacks/Pingbacks