Siempre he creído que cuando te esfuerzas en algo siempre tienes una recompensa. Al igual que a muchos, mis padres me inculcaron desde muy pequeña, lo importante que era esforzarse para conseguir algo en esta vida; bueno, no solo mis padres, mis profesores, y la sociedad en general siempre me devolvían ese mensaje: “si te esfuerzas conseguirás todo lo que te propongas”; y allá que iba yo, con todas mis energías a por ello, esforzándome todo lo que podía una y otra vez.

He de reconocer que gracias al esfuerzo he conseguido muchísimas cosas en mi vida. Pero será por la edad o por la experiencia adquirida en la vida, que a  día de hoy me cuestiono cada vez más si es necesario poner tanto esfuerzo para conseguir las cosas, o quizás, se trate de poner otros ingredientes.

En los últimos años, he tenido la suerte de conocer a algunas personas, con otra visión y perspectiva respecto al esfuerzo. Todos ellos son excelentes profesionales, con prestigio reconocido dentro de su profesión, que se ganan muy bien la vida, trabajan mucho, muchísimo me atrevería a decir, pero lo hacen sin que ello les suponga un sobreesfuerzo. De hecho una de ellas me comentó, que cuando sentía que lo que estaba haciendo le suponía un esfuerzo tan grande que no le permitía disfrutar del proceso es que algo estaba fallando, entonces se paraba y se replanteaba la tarea.

Para mí, que durante casi toda mi vida he sido una firme creyente y practicante de la cultura del esfuerzo, ver esa otra forma de trabajar y en definitiva de vivir la vida, me ha llevado a replantearme muchas cosas.  Sí, claro que gracias a esforzarme, en la gran mayoría de las ocasiones he llegado a lo que me he propuesto, pero realmente…

¿Era necesario poner tanto esfuerzo o también hubiera podido alcanzarlo sin sufrir tanto?

Con esto no quiero decir que en esta vida no haya situaciones que requieran de nosotros un esfuerzo para sobrellevarlas, las hay y muchas más de las que nos gustarían. También hay ocasiones en las que es necesario hacer un esfuerzo para vencer las resistencias y ponerte manos a la obra, cuando la pereza o el autosaboteador aparecen. Ahora bien, una cosa es tirar del esfuerzo cuando es necesario y otra cosa es ponerle a todo o casi todo un plus de esfuerzo. ¿Sabes a lo que refiero, verdad?.

Y es que quizás, no sea cuestión de poner tanto esfuerzo, sino de poner atención, esmero, cuidado y cariño en lo que haces. ¿Y si con eso es suficiente? Son muy buenos ingredientes para hacer las cosas y hacerlas bien, ¿no crees? Además, no sé a ti, pero a mí me parecen palabras más livianas, más respetuosas conmigo misma y más amorosas a la hora de tratarme o de tratar a los de mí alrededor.

Te pongo un ejemplo, no es lo mismo decirle a tu hijo: “tienes que esforzarte por hacer mejor la letra”, que decirle “si pones más atención y cuidado al escribir, tu letra mejorará”. No es lo mismo decirte a ti mismo, “tengo que esforzarme en hacer bien este artículo” que decirme “voy a poner todo mi cuidado, esmero y cariño al escribir este artículo”.

¿Y si además de atención, esmero, cuidado y cariño hubiera algún otro ingrediente para reducir el esfuerzo? ¿Cuál sería?

Sin lugar a dudas, este sería la Ilusión, sí lo has leído bien, poner una buena dosis de ilusión en lo que haces.  Si no, fíjate que cuando estás ilusionado con algo te sientes bien, te sientes pleno y motivado, estás cargado de energía y es un sentimiento que te da una fuerza increíble. Fuerza esa es la palabra. No se trata de poner tanto esfuerzo en lo que haces, sino más bien de poner fuerza, pasión, y entusiasmo.

Como te he dicho al principio será por la edad,  o porque me está pasando factura toda una vida llena de esfuerzo, pero a día de hoy necesito vivir mi vida sin tanto esfuerzo y sin tanta exigencia. No voy a desterrar la palabra esfuerzo de mi vocabulario, ya que en ocasiones necesitaré tirar de ella, pero a partir de hoy voy a empezar a hablar con más frecuencia de poner atención, esmero, cuidado, cariño, ilusión y pasión en todo aquello que haga.

Si te animas a probarlo tú también, dímelo, así podemos compartir qué tal nos está funcionando.

 

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SOBRE MÍ

Soy Ana Oliver, Coach Personal y autora de este Blog. Mi objetivo es ayudarte a sentirte más satisfecho contigo mismo, y a generar los cambios que quieres en tu vida. Descubre cómo puedo ayudarte aquí.