Seguramente tengas muy claro cómo es tratar bien a otra persona, qué es lo que se hace y no se hace para que el otro se sienta cuidado y bien tratado, y de hecho procuras llevarlo a cabo en tu día a día, a veces con más acierto y otras con menos (somos humanos, claro está). Pero ¿Te has parado alguna vez a ver cómo te tratas a ti mismo? ¿Cuánto cuidado y buen trato te das? O por el contrario, ¿Cómo te machacas y maltratas?

Con casi toda certeza sabes lo que significa y conlleva la palabra maltrato, lo que supone y cómo debemos actuar frente a él. Pero existe un tipo de maltrato que posiblemente hayas dejado olvidado o del que ni siquiera seas consciente y es el auto maltrato, esa forma a veces muy obvia, pero, la gran mayoría de las veces totalmente inconsciente que tienes, y lamentablemente todos tenemos en alguna forma, de no bien tratarnos a nosotros mismos.

¿Cómo te auto maltratas?

Cada vez que te tratas de forma brusca o desconsiderada, cada vez que no te das o permites los cuidados que necesitas, te estás maltratando. Esto, lamentablemente, lo hacemos más veces al día de lo que pensamos, cada uno a su manera y con sus peculiaridades, pero si pones atención te darás cuenta. Y es que lo hacemos de muchas maneras como un goteo continuo a lo largo del día:

Cuando te comparas con los demás y te exiges ser como ellos porque tú no eres lo suficientemente bueno o capaz. Cuando te juzgas una y otra vez a ti mismo por lo que “deberías hacer”, “deberías haber hecho”, “lo mal que lo hiciste”, etc. Cuando dices sí, o te callas, cuando realmente lo que te nace es decir no, y encima pones buena cara aguantando situaciones que no quieres y que te hacen daño. Cuando eres capaz de estar horas cocinando para otros pero si es para ti, coges lo primero que hay en la nevera. Cuando vas siempre corriendo de un sitio para otro, haciendo y haciendo cosas sin darte cuenta de tu cansancio y si te das cuenta, no importa, tú sigues y sigues machacando a tu cuerpo sin darte una tregua.

En fin, que podría estar todo el día enumerando ejemplos y seguro que me dejaba alguno, lo cual si te soy sincera no me apetece, y en estos momentos prefiero y creo que es más útil hablar de qué es bientratarnos.

¿Qué es bien tratarme?

Para mí bientratarme, es tratarme a mí misma cómo me gusta tratar a mis seres más queridos. Y eso supone algo tan sencillo (y tan complicado a veces) como escucharme, ser tolerante y respetuosa conmigo, cuidarme, y proporcionarme el mayor bienestar posible.

“No hay mejor filosofía de vida que tener el hábito de tratarse bien”

Fernando Cavia

 

Escucharte.

Por un momento parar lo que estés haciendo y poner tu atención en cómo está tu cuerpo, ¿cansado, relajado, tenso, dolorido, hambriento? Algo tan sencillo como poner todos tus sentidos en escuchar cómo está tu cuerpo, esa casa en la que habitas 24 horas al día.

También escuchar cómo te sientes, al igual que cuando escuchas a tu mejor amiga y prestas atención a sus emociones, ¿está triste, alegre, nerviosa, enfadada? Y por supuesto, no juzgar por qué te sientes como te sientes, no entrar en esa espiral de pensamientos de “no debería sentirme así” “no quiero sentirme así”, simplemente se trata de darte un espacio para darte cuenta de cómo estás, sea lo que sea.

Escuchar qué necesitas en estos momentos y dártelo en la medida de tus posibilidades. Y sigo con el ejemplo de tu mejor amiga, ¿no haces eso por ella? ¿No la escuchas para ver qué necesita y haces lo que está en tu mano para ayudarla? Pues eso mismo que haces por otro, ahora es hacerlo por y para ti.

“Cuídate, eres demasiado importante para dejarte caer por las grietas de tu propia vida”

Ron Israel

coaching personal

Foto de Timur Romanov en Unsplash

Cuidarte.

Respetando tu cuerpo, su descanso, sus límites, ¿o cuando ves a tu hijo con fiebre le obligas a ir a jugar a fútbol?

Cuidarte alejándote de aquello que te hace daño, poniendo límites, aunque eso pueda suponer no ser tan del agrado de los demás.

Cuidar cómo te hablas, esos diálogos internos que lejos de ayudarte te llevan a más angustia y auto machaque, dejar de criticarte y juzgarte tanto y empezar a tratarte con más consideración, respeto y compasión.

Cuidarte es pedir ayuda cuando la necesitas y sobre todo dejarte ayudar, no por ello eres ni más débil ni más fuerte. Y, sobre todo, tener claro que no puedes estar siempre anteponiendo las necesidades de los demás a las tuyas, que cuidarte y atenderte no es ser egoísta, tú también necesitas cuidados y tienes el derecho y el deber de proporcionártelos.

“Hacer de ti mismo una prioridad de vez en cuando no es egoísmo, es una necesidad”

Y, por último, pero no por ello menos importante,

Proporcionarte el mayor bienestar posible.

¿Cómo? Pues, por mi propia experiencia puedo decirte que cuando integras como algo habitual las dos anteriores (escucharte y cuidarte) ya te estás proporcionando un gran bienestar, al menos yo con eso ya alcanzo un alto grado de tranquilidad y comodidad en mi vida. A veces, son cosas tan sencillas como cuando escucho mi cuerpo y estoy cansada, sentarme cerrar los ojos y respirar unos minutos, o levantarme de la cama cinco minutos antes para poder ducharme con tranquilidad; o, por qué no, hacerme la comida que más me gusta o incluso si me apuras, me voy a comer fuera de casa y si es en una terracita con sol pues mucho mejor.

Si a esto puedes añadirle dedicar un espacio de tiempo (aunque sea breve) para hacer aquellas cosas que te gustan y que te resultan placenteras, pues ya puedes imaginarte.

Y sí, ya sé que me vas a decir que no tienes tiempo para nada, que vas superliada y que ya te gustaría a ti poder dedicar tiempo a hacer cosas que te gustan, y sí, tienes razón, no voy a cuestionar que tengas muchas cosas que hacer, pero ¿De verdad que no dispones ni de una hora a la semana para hacer eso que te apetece tanto hacer? ¿Seguro? ¿Seguro que no puedes irte un ratito a tomar un café con tus amigas? ¿No dispones de media horita para sentarte a leer un libro? ¿Ni para darte un paseo y desconectar? Perdona, pero no me lo creo.

En fin, que como habrás podido darte cuenta si has llegado a leer hasta aquí, el buen trato requiere una práctica diaria para poder experimentar qué genera bienestar y salud en tu cuerpo, en tu mente y en tu espíritu. Poner mucha atención y darte cuenta de ese goteo diario de cosas que haces y pensamientos que tienes, que lejos de ayudarte, te están generando malestar, daño e incluso enfermedad. Y es que, la relación que creamos con nosotros mismos es la base que nos lleva hacia un camino de bienestar o desdicha. 

 “Ser la persona que uno realmente es, implica comenzar a vivir en una relación franca, amistosa e íntima con uno mismo”

Carl R. Roger

Si te ha gustado este artículo puedes compartirlo y así podrá ser de ayuda a más personas

Si lo que quieres es hacer una consulta privada, haz click en el siguiente enlace

Primera Consulta Gratuita: Hablemos

SOBRE MÍ

Soy Ana Oliver, Coach Personal y autora de este Blog. Mi objetivo es ayudarte a sentirte más satisfecho contigo mismo, y a generar los cambios que quieres en tu vida. Descubre cómo puedo ayudarte aquí.