Si algo deseas al igual que todos es ser feliz y tener una vida plena, ¿verdad? Entonces, ¿Por qué no siempre lo logramos? ¿Por qué a veces tenemos la sensación de no ser todo lo felices que quisiéramos?
Dicen que la felicidad está en el interior de uno mismo, que es una actitud más que una finalidad, sin embargo nos pasamos la vida intentando hacer cosas para ser más felices, malgastamos un montón de energías en intentar alcanzar algo, que parece en muchas ocasiones difícil de conseguir.
Y yo me pregunto:
¿Cómo sería de diferente, si en lugar de hacer cosas para ser felices, empezáramos a dejar de hacer aquello que nos lleva a ser infelices?
Pues tengo la sensación de que sería mucho más fácil y con menos desgaste de energías ¿no crees? ¡Vamos a ello!
¿Qué puedes dejar de hacer para empezar a ser más feliz?
Deja de pensar y rumiar y pasa a la acción.
Y es que está muy bien eso de reflexionar y cuestionar todas las opciones posibles, pensar cómo hacerlo de la mejor forma, y tener la mayor seguridad posible de que coges la mejor alternativa, pero darle vueltas una y otra vez al mismo tema, sin hacer nada por solucionarlo no tiene ningún sentido. La parálisis por análisis es una de las cosas que más desgaste produce sin llegar a tener ningún resultado, y es que, cuando pasas a la acción, aunque te equivoques o lo hagas mal, al menos tienes un resultado: aprendes lo que no funciona. Así que si llevas tiempo dándole demasiadas vueltas a un tema, deja de pensarlo y empieza a actuarlo.
No le des tanta importancia a lo que los demás piensen de ti.
Y esto te lo digo por mi propia experiencia, ya que si algo siempre me ha preocupado es qué imagen tendrán los demás de mí, lo cual te aseguro no me ha traído nada bueno, al menos en cuanto a lo de ser feliz que se trata.
Mira, es totalmente imposible ser del agrado de todos, entre otras cosas porque cada uno tenemos nuestra particular forma de ver las cosas, y lo que para uno es una obra de arte para otro es una aberración. Así que, a lo que tienes que darle importancia, no es a lo que los demás piensen de ti, sino a lo que piensas tú de ti mismo, y hacer que esos pensamientos hacia ti sean amorosos y llenos de ternura. ¿Sabes lo quiero decir verdad?
Atrévete a decir lo que piensas y a pedir lo que necesitas.
Empieza a darle voz a eso que estás pensando, permítete empezar a expresar tu opinión y tu forma de ver el mundo, ya sé que al principio asusta y surgen un montón de juicios; qué pensarán de mí, sentará mal si lo digo, se enfadarán, pensarán que soy tonta…pero si te callas, estoy segura que todos esos juicios se vuelven en tu contra ¿verdad?, y es cuando empiezas a decirte cosas del tipo; es que soy tonta, debería haberlo dicho yo, siempre igual, si es que no aprendo…
Pide lo que necesitas, si no pides difícilmente recibirás, y aunque no te lo creas todos necesitamos recibir de los demás, ninguno somos autosuficientes, ni nos podemos pasar la vida dando a los demás sin llenar nuestro vaso. Si eres de las personas a las que les cuesta pedir te recomiendo leer Los 7 motivos por los que no pides los que necesitas y deseas. Seguro que te da alguna pista.
No te exijas tanto, ni quieras controlarlo todo
Querer hacer las cosas muy bien, llegar a todo y a todos, querer que nada falle, es realmente agotador y una fuente de insatisfacción permanente. El “machaque” físico y mental al que te somete tu autoexigencia puede llegar a hacerte enfermar, a mí me pasó y no se lo recomiendo a nadie. En la mayoría de las ocasiones, la exigencia es el mayor enemigo de la excelencia.
Aunque no te guste nada admitirlo, es imposible controlar todo lo que pueda ocurrir, ya sé que te encantaría poder evitar que las cosas salieran mal, que algún ser querido tuyo pueda sufrir, etc., pero tu capacidad de actuar ante las cosas tiene un límite, y llega un momento en que hay que dejar que las cosas sigan su curso, porque ya no está en tu mano hacer nada más. Hay una frase que me encanta de Fritz Perls que dice “no empujes el río que ya fluye sólo”, para mí es uno de “los mantras” que más me repito y que más me ayudan a parar cuando ya es momento de parar, y dejar que las cosas sigan el curso que tienen que seguir.
No te quedes pegada al pasado ni vivas siempre pensando en el futuro.
Quedarte recordando el pasado no te aportará nada más que melancolía o en su caso rencor. No te ayudará a resolver nada, lo que pasó ya pasó y nada se puede hacer para cambiarlo, sólo queda aprender de la experiencia y que nos sirva para futuras ocasiones.
Por otro lado vivir siempre en el futuro, sólo te generará más estrés y ansiedad. No te preocupes tanto por lo que pueda pasar y ocúpate de lo que ya está pasando. El futuro no existe, es imposible saber lo que va a ocurrir, y la verdad es que la mayoría de las veces no ocurre nada de eso que tanto tememos, así que para qué preocuparte tanto.
“No te preocupes tanto por lo que pueda pasar y ocúpate de lo ya está pasando.”
Vive con agradecimiento.
Da gracias todos los días por todas las cosas buenas que tienes, y que aunque das por supuesto que son así, no siempre tienen por qué serlo. Tener salud, un techo, ropa, comida, agua en el grifo, todas esas cosas que como son “normales” y “habituales” no te paras a darles la importancia ni el valor que tienen, pasando totalmente desapercibidas en tu día a día. Para mí dar gracias es uno de los mejores ejercicios que se pueden hacer para sentir una vida más plena, si te apetece conocerlo puedes leerlo en este artículo “Un buen ejercicio para sentir una vida más plena: dar gracias”
Y por favor,
Deja de compararte con los demás,
Entre otras cosas porque seguramente, tengas las fea costumbre de compararte siempre con los que tú crees que están mejor, que tienen una vida más feliz, que hacen mejor las cosas, y claro, tienes todas las de perder seguro, con lo que tu autoestima se va a ver muy, pero muy dañada, y claro, así es bastante difícil sentir felicidad. Cada uno tiene sus dones y habilidades, y si estás tan pendiente de lo que tiene el otro no puedes ver lo que tú tienes, y en mi opinión no es justo que descuides tu jardín por estar pendiente del jardín de tu vecino ¿no crees?
Ahora te toca a ti:
¿Qué ha resonado en ti de este artículo?, ¿Con qué te has identificado más?, ¿Qué puedes dejar de hacer ahora mismo, para empezar a vivir tu vida más felizmente?, y mañana ¿Por dónde vas a continuar?
Comparte tu experiencia más abajo en comentarios, seguro que podemos aprender mucho juntos.
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